Tuesday, January 09, 2007

CRÍTICA DE "BABEL"


"BABEL"
Nota: 9 *****


La frontera humana

Dolor. Miedo. Amor. Soledad. El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu cierra con “Babel” una trilogía perfecta que ha logrado indagar en las entrañas del ser humano para mostrar ante el espectador los miedos, las pasiones y las emociones que nos llevan a actuar. “Amores perros” fue el punto de partida de ese análisis brutal de la esencia humana. En esa ópera prima, Iñárritu ya nos mostraba los ingredientes con los que juega también en sus dos otro films que completan esa trilogía. Ingredientes como el sutil juego del montaje, aspecto fundamental que personaliza el trabajo de este director y de su aliado, el guionista Guillermo Arriaga. Otro ingrediente es el juego con las emociones de los personajes que componen las historias. Y uno último, absolutamente trascendental que enlaza las tres historias: el juego de la casualidad, del destino que lleva a distintas personas a encontrarse en un momento fatídico. En “Amores perros” y “21 gramos”, un accidente de tráfico es el nexo de unión de las distintas historias que forman cada película. A diferencia de sus predecesoras, en “Babel” es un rifle el que relaciona las historias que se van conjugando a lo largo del film. La característica principal de esta tercera versión que cierra el film es el aspecto global que toma la película. Si en las dos anteriores, todo sucedía en un ámbito local, en “Babel” los personajes se sitúan en distintos puntos del planeta.
“Babel” indaga, una vez más, en aquello que nos une y nos separa, y demuestra que el dolor es universal y que cruza cualquier frontera, tanto física como humana. Precisamente, el mensaje básico de esta película sublime es que las distancias las marcamos nosotros mismos, creando fronteras físicas y personales. El reparto es excepcional. De él, destacan la mexicana Adriana Barraza (que pasa de ser la madre de Gael García Bernal en “Amores perros” a ser su tía en “babel) y Rinko Kikuchi, cuyo personaje es, sin duda, el más complejo de todos.
La fotografía de Rodrigo Prieto, al igual que en “Brokeback Mountain” es estupenda, mientras que la música de Gustavo Santaolalla es muy similar a la de “Amores perros”.
“Babel” es el punto final magistral a una descripción audaz del ser humano que sólo un director como Iñárritu ha sido capaz de ofrecer. Sólo nos queda saber qué será lo siguiente que nos ofrezca, una vez que su triada ya ha sido completada.

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